Yo era tan sólo un crío cuando mis padres decidieron poner en marcha allá por 1983 el que sería nuestro negocio familiar. Con esmero, pasión y esfuerzo logramos que nuestro modesta cafetería, más tarde restaurante, se hiciera un hueco en Santa Cruz de Tenerife. A fuego lento, con la experiencia y el conocimiento que sólo conceden los años, se fue cociendo lo que es hoy el Mesón Los Ángeles:
tradición, calidad y servicio. El trabajo de toda una vida.